Jorge Aulicino - 3 de Revolución Divino Tesoro
- Salado Sur Editorial
- 8 ago
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1848
(o Un filósofo en el mundo del satori)
Marx navegaba por el mar de las ideologías
y comprendió de pronto que
ideología quiere decir mentira
—y dejen de joder con “visión del mundo”, profirió
en perfecto alemán
—es decir dijo Weltanschauung.
Su visión del mundo se ensanchó y vio la orilla lejana.
Pero se tardaría mucho en comprender que al desembarcar
se mojó los zapatos y las botamangas.
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Circus
a Leónidas Lamborghini
Como el que cree
que existe en
algún idioma
una sola palabra
para
“la luz rosada
del amanecer”
y se pone a estudiar
un idioma oriental
y descubre el encanto
de otras palabras
como naves en el mar
y su escuela
es asaltada
por piratas malayos.
Apología de la cotidianeidad
Arboles resistiendo el invierno
cada vez más estúpido, más trivial
con los mismos cafés y las mismas pizzerías
y un aire apenas más gris que en verano.
Ya no hay juego de estaciones para los poetas
y los ciclistas matutinos,
las mismas hojas quebradizas, los mismos papeles
aparecerán bajo el auto abandonado frente a la plaza
y las campanas tendrán el mismo sonido que mal evoca
la campiña en el atardecer de cualquier ciudad;
serán
los mismos contenedores de basura
o quizá ésos sean los únicos que cambien;
la misma competencia de guarangadas y prepotencias
entre políticos de derecha, y de izquierda
porque eso quiere “la gente”,
sangre
sangre imaginaria
sangre patriarcal
policial
una forma de venganza
contra aquello que los hizo peores,
menores, subalternos
sonando a lata, no a sonata:
sus hijos disfrazados de ladrones
o traficantes
en 4x4
las capuchas de sus canguros levantadas
y altas zapatillas de marca.
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