Casa de cuervos
porque te alimenté con esta realidad mal cocida por tantas y tan pobres flores del mal por este absurdo vuelo a ras de pantano ego te absolvo de mí laberinto hijo mío
no es tuya la culpa ni mía pobre pequeño mío del que hice este impecable retrato forzando la oscuridad del día párpados de miel y la mejilla constelada cerrada a cualquier roce y la hermosísima distancia de tu cuerpo tu náusea es mía la heredaste como heredan los peces la asfixia y el color de tus ojos es también el color de mi ceguera bajo el que sombras tejen sombras y tentaciones y es mía también la huella de tu talón estrecho de arcángel apenas pasado en la entreabierta ventana y nuestra para siempre la música extranjera de los cielos batientes ahora leoncillo encarnación de mi amor juegas con mis huesos y te ocultas entre tu belleza ciego sordo irredento casi saciado y libre con tu sangre que ya no deja lugar para nada ni nadie
aquí me tienes como siempre dispuesta a la sorpresa de tus pasos a todas las primaveras que inventas y destruyes a tenderme -nada infinita- sobre el mundo hierba ceniza peste fuego a lo que quieras por una mirada tuya que ilumine mis restos porque así es este amor que nada comprende y nada puede bebes el filtro y te duermes en ese abismo lleno de ti música que no ves colores dichos largamente explicados al silencio mezclados como se mezclan los sueños hasta ese torpe gris que es despertar en la gran palma de dios calva vacía sin extremos y allí te encuentras sola y perdida en tu alma sin más obstáculo que tu cuerpo sin más puerta que tu cuerpo así este amor uno solo y el mismo con tantos nombres que a ninguno responde y tú mirándome como si no me conocieras marchándote como se va la luz del mundo sin promesas y otra vez este prado este prado de negro fuego abandonado otra vez esta casa vacía que es mi cuerpo a donde no has de volver
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