Ya solo era el Demonio converso.
Me quedé sin prosa, sin la prosapia
de un orden compartido, terso:
la vieja ortodoxia es lo inverso
que el dulce y pío de toda terapia
¿A fuerza de rima rajar la tapia?
Oh, no. La prosa,
Es claro, es otra cosa,
O la poesía, ese goce escaso y adverso
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