extraído de Poesía Vertical
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Las manos también nos engañan.
La verdad es que no tenemos manos
y por eso lo perdemos todo,
una piedra o a vida.
No tenemos manos.
Y los ambiguos antecedentes de Dios
no alcanzan de ninguna manera
para tapar este muñon flotante en el cual desembocamos
y en el cual tal vez todo desemboque.
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