¡Tal como en Si mismo en fin la eternidad lo cambia,
El Poeta suscita con su espada desnuda
A su espantoso siglo no haber conocido
Sino la muerte triunfante en esta voz extraña!
Ellos, como un vil sobresalto de hidra oyendo antaño al ángel
Dar un sentido más puro a las palabras de la tribu,
Proclamaron muy alto el sortilegio bebido
En el flujo sin honor de alguna negra mezcla.
Del suelo y de la nube hostiles, ¡Oh agravio!
Si nuestra idea no esculpe un bajo relieve
Con el que la deslumbrante tumba de Poe se orne,
Calmo bloque caído aquí de un oscuro desastre
Que al menos este granito ponga para siempre un coto
A los negros vuelos de la Blasfemia en el futuro esparcido.
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