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Saladosur

Foto del escritorSalado Sur Editorial

Vladimir Mayakovski - Lilichka



En vez de carta


El humo del tabaco resquemo el aire.

El cuarto, un capítulo en el infierno kruchonijiano

¿Te acuerdas?

tras esa ventana

por vez primera,

acaricié, frenético, tus manos.

Hoy estás

con el corazón acorazado.

Otro día más,

y me expulsarás

abrumándome injurias.

En la turbia antesala no acierta

con la manga la mano quebrada de temblor.

Huiré,

Arrojaré el cuerpo a las calles

Arisco,

enloqueceré

tajado de desesperación.

¿Para qué eso?

querida,

piadosa,

déjame decirte ¡adiós!

Aunque no quieras

es mi amor

lastre que arrastrarás

adonde vayas.

Deja que llore en el último grito

el amargor del desaire

El buey cansado de trabajar

va

y se tumba en las aguas frías

Para mi

no hay otro mar que tu amor

y tu amor no concede descanso.

Si quiere calma el elefante agotado

se acuesta majestuoso en la arena encendida.

Para mi

no hay otro sol que tu amor,

y yo no sé dónde estás, ni con quién.

Si atormentarán así a un poeta

él,

por dinero, cambiaría a su amada y la fama

pero a mi

no me alegra otro sonido

que el sonido de tu nombre entrañable

No me arrojaré al patio

no beberé veneno

ni podré apretar el gatillo en la sien.

En mí,

aparte de tu mirada,

no manda el filo de las navajas.

Olvidarás mañana

que te coroné

que abrasé en el amor el alma florida

y el carnaval agitado de los día vanos

aventará las páginas de mis libros.

Las hojas secas de mis palabras

¿harás detenerte

y respirar con ansiedad?

Déjame

que con mi última ternura alfombre

tus pasos que se van.

1916

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