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Saladosur

Alberto Cisneros - Apéndice del poema sobre Jonás y los desalienados

Para Ricardo Luna


Y hallándome en días tan difíciles decidí alimentar

a la ballena que entonces me albergaba:

tuve jornadas que excedían en mucho a las doce horas

y mis sueños fueron oficios rigurosos, mi fatiga

engordaba como el vientre de la ballena:

qué trabajo dar caza a los animales más robustos,

desplumarlo de todas sus escamas y una vez abiertos

arrancarles la hiel y el espinazo,

y mi casa engordaba.


(Fue la última vez que estuve duro: insulté a la ballena,

recogí mis escasas pertenencias para buscar

alguna habitación , y ya me aprestaba

a construir un periscopio

cuando en el techo vi hincharse como dos soles

sus pulmones

-iguales a los nuestros

pero estirados sobre el horizonte-, sus omóplatos

remaban contra todos los vientos,

y yo solo

con mi camisa azul marino en una gran pradera

donde podrían abalearme desde cualquier ventana: yo

el conejo,

y los perros veloces atrás, y ningún agujero).

Y hallándome en días tan difíciles

me acomode entre las zonas más blandas y apestosas de

la ballena.

 
 
 

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