Y he visto a las mejores mentes de mi generación
sacando una mano, dos dedos, una oreja,
las veces que pueden, de la irrealidad,
moradas de tanto estrellarse en el espejo,
entrando, cada vez que pueden, al mundo,
haciendo, bien o mal, el mundo con
los restos del naufragio
(su parte de mundo, ninguna otra).
Y el viento opaco de la historia real, sin límites,
sin nada que explicar, en torno.
II
Veo el respirar
afuera y adentro
de los libros de historia
de las buenas mentes
de mi generación
o de otras
buscando dar cuenta
de lo que hacen, o no.
III
Veo el respirar que no entra en los libros de historia.
IV
Cosa que a nadie parece importarle:
la gente me saluda y hasta
se sacarían, en caso de usarlo, el sombrero,
y se emborrachan hasta las tres de la mañana
y aprietan el botón, y se lavan los dientes
y corren para no perder el turno
y cambian de canal, de contraseña y de perro
y al final se mueren
para no ser más ni menos que nadie.
V
He visto círculos de agua expandiéndose,
huesos desenterrados, ya a salvo de todo,
y el ser y el estar
(the to be and the to be),
y era la luz la que iba transmutando, con las horas, las cosas,
y era un día cualquiera.
VI
He visto el otro lado del fi n de la historia
empaquetado como si fuera un comienzo.
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