Cada quien
Sin ser más que un pedazo de carne constante entre otras
semejantes anduvimos bajo el canto de los grillos. No
me puedo escapar del mundo: caballos sueltos, cántaros
en la ventana, chillidos de vieja, una puerta que exhala
olores de fritura. Una maraña de fibras infinitas. Del amor
urgentes las parcelas conscientes incompletas. Nos aguarda
algo grande y duradero.
En estos días oscuros
No deja de salir sangre del pozo ni de hacer eco el aullido
del zorro. Se vio un refucilo en un cielo pelado. El cuarto se
ha llenado de cucarachas amigas de lo oscuro. La mosca
ociosa acecha el plato. La calaña de las pollilas o la araña
hacen lo suyo con trapos y cajones. Tanto miedo tenemos
a perder la vida. ¿No será, como la muerte, un espejismo?
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