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Saladosur

Foto del escritorSalado Sur Editorial

Enrique González Tuñón- ADIÓS PARA SIEMPRE


LA BOCA DEL RIACHUELO


Cabalga en la brisa del Riachuelo una melancólica canción napolitana.

Exhibición de músculos ennegrecidos por el carbón, rostros tiznados y sudorosos, incesante traqueteo en e ir y venir de esos trabajadores nervudos que juegan como si fueran niños, barajando las bolsas y los fardos.

Los cafetines sombríos donde hormiguea la mala vida, resaca del Paseo de Julio, abren las puertas a su cansancio y bostezan, mientras las mesas y las sillas congestionadas por el estrépito de la música y las nubes de humo y de lascivia, soñolientas, se acurrucaron en el silencio.

La Boca del Riachuelo justifica con la fatiga diaria el trágico desgaste nocturno.

Mientras el día se consume como un cigarrillo, el nostálgico aire se apaga y agoniza con las tintas rojas del crepúsculo.

Los trabajadores, con el saco al hombro y la cara manchada de sudor, cruzan las calles con paso tardo y cansado, y se pierden en el interior de las casuchas de zinc que los esperan en puntas de pie.

Y el eterno vagabundo de los puertos, el que nunca ha escuchado la dulce canción de la sopa, olvidado de si mismo, bordea el Riachuelo persiguiendo al horizonte que jamás alcanzará.

La tarde se quiebra en un rayo de sol.


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