Jan de Jager - otros 3 de Relámpagos IV
- Salado Sur Editorial
- 8 jun 2024
- 2 Min. de lectura
Canto de los Andoumboulou nro. 55
-fragmento órfico-
La mañana de Carnaval eran
griegos en Brasil,
africanos con disfraz de
griegos. Dijo de sí misma
que
había nacido en una casa en el
cielo. Él dijo que había
nacido en la casa de al
lado... Estaban en el infierno.
En el Brasil eran
carnada de amor.
Regirse por la escucha es
lo que era el amor... Y
amar era oír sin
mirar. El sonido era
el sudario
de la amada... Vale decir,
dijo el exégeta, el amor en
el infierno era una voz, para hablarle
desde atrás, no poder
darse vuelta y mirar....No
era Grecia donde
estaban, ni era Benin... La mañana
de Carnaval un infierno inventado, cuerpos
bañados en luz de níspero, sería
canción y su título aún más
sería "Sonido y mortaja"
voz
envuelta en vendas
deshilachado
desliz
Inhumación
Cavamos el pozo
para sepultarlo.
Bajamos el cajón
y donde nunca antes
hubo aire libre
llegó volando
una mariposa.
Dudó como olfateando,
se posó en la madera barnizada
y después de un tenue
aplauso de alas
remontó vuelo otra vez.
Lo cubrimos de terrones húmedos
lo dejamos con los otros muertos
y nos fuimos
como quien deja un hijo
en el jardín de infantes.
El quebracho
Sueño que unos leños arden en rescoldo.
Se ven las brasas carcomiendo la base del tronco
de un árbol cercano.
Para apagarlo, para salvarlo,
le aplico arcilla roja en el ardor.
La arcilla apaga la brasa.
La brasa endurece, seca, agrieta la arcilla.
Nunca vi un quebracho vivo
En cambio me he cansado
de ver sus restos descuartizados,
su cadáver mutilado, incinerado,
la luz de su lumbre iluminando y caldeando
mis sueños y mis noches de amor.
Su gusto a brasa y a humo
en los asados.
Los jugos que curtieron
las suelas de los zapatos.
Los durmientes
sostén incorruptible bajo los rieles,
vigas bajo los techos,
sobre los lechos compartidos contigo.
de árboles
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